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Rescate en Marte 2.Parte 3

El mismo dia...

Ummun nota algo extraño. Algo no va bien con el humano llamado Carlos que poco a poco se ha convertido en su amigo. Desde que pasa tanto tiempo con él, nota como su conexión mental es cada vez más fuerte, al igual que pasa con la chica; cada vez nota más sus emociones, sus anhelos, sus estados de animo. Y esa es una de las razones por las que pasa tanto tiempo en trance, porque no soporta tantas emociones y le agotan. Eso teniendo en cuenta que esta usando una gran parte de su energía vital para empujar la maltrecha nave.

Por eso, porque su conexión mental es tan fuerte, ni tan siquiera el trance puede evitar que sienta minimamente al humano. Y cuando de golpe nota que esa conexión ha desaparecido intuye que algo malo le sucede al humano. Se despierta de golpe justo a tiempo para ver como esta cayendo al suelo y teme que se golpee su fragil extremidad superior contra el frio suelo metálico.

Rapidamente materializa su cuerpo y con un desplazamiento suave y veloz como solo su raza es capaz de realizar, Ummun coge entre su brazos al debilitado humano y lo mira casi con ternura. El marciano se da cuenta que siente algo muy fuerte por las dos criaturas que habitan en esa nave y jamás pensó que algo así le volviera a suceder. Hace mucho que no siente nada, salvo la curiosidad insaciable de su raza.

Pero desde que hicieron el Cambio para salvarse de la extinción, los marcianos renunciaron a mucho de su bagaje sentimental, a miedos y odios, a pasiones y amores. Fue tanto lo que perdieron. y con eso tambien perdieron su capacidad de reproducirse por lo que, poco a poco, su raza fue disminuyendo en número. Suerte que su curiosidad, sus ganas de saber permanecieron lo que les permitió tener algo por lo que vivir. Realmente la raza de Ummun gano mucho con el Cambio pero tuvieron que dejar muchas cosas atras.

Por eso el marciano se sorprende al tener que digerir unas emociones que creia ya olvidadas durante milenios. Sobretodo siente un gran amor por la hermosa muchacha que yace gélida en esa extraña máquina que la mantiene con vida. Nunca pensó en volver a sentir amor desde que perdió a su pareja y sus hijos en el holocausto marciano. Fue tal el dolor de perderlos....y no solo a ellos sino a tantos amigos y familiares. Suerte que poco despues hizo el Cambio y dejó de sentir....porque con gusto hubiera muerto con ellos.

Se sorprende de lo poco que pesa el humano...ha perdido mucha materia en muy pocos días y eso le preocupa. Se desplaza fluidamente hasta una de las estancias de la nave donde hay una serie de literas y le deja en una de ellas con extrema suavidad, casi con ternura, como si acunara a un niño con su traslucidas manos. Observa al desvalido humano....tantos sentimientos de golpe en un lapso tan breve de tiempo nole hacen bien. Le agotan como jamás lo había hecho nada antes. Creia que todo ese sentimentalismo se había olvidado con el Canvio. Pero todo vuelve, sobretodo los recuerdos y eso es algo demasiado duro para Ummun.


Mientras contempla al humano su mente retrocede eones, hasta un tiempo en el que él era una criatura viva, no demasiado diferente a su postrado amigo. Tenia brazos y piernas, ojos y nariz, un corazón que sentía mucho amor, amor por su familia, su desaparecida pareja y sus dos hijos. Hizo todo lo que pudo por ellos, por salvarlos del horrible futuro que los deparaba a ellos y a su agonizante planeta pero todo fue en vano. La cura para su raza llegó demasiado tarde y solo pudieron salvarse unos cuantos, pero ninguno de sus seres queridos.


Muerte y mas muerte, dolor y mas dolor, los pensamientos del marciano eran cada vez mas funestos...de escenas de amor familiar a verdaderas atrocidades, la extinción de una raza....fue demasiado incluso para el poderoso marciano, que deseo gritar con todas sus fuerzas...solo que no tenía laringe con la que hacerlo. En su mente dolorida gritaba y gritaba pero nada surgia….De repente no pudo aguatarlo mas y volvió a su letargo...su anhelado silencio...solo que esta vez no despertaría pronto. Entró en trance como hacían los de su raza...y la nave dejó de acelerar. La energía que la hacía avanzar desapareció y empezó a moverse solo por inercia


Carlos se revolvió en su sueño, alguien gritaba y gritaba con todo el dolor del universo atravesando su febril mente que sentía el dolor como si fuera propio. Se revolvía en sueños, notaba que algo malo pasaba, pugnaba por salir de ahí, por dejar de oir esa agonía y de repente se despertó y una palabra salió de sus resecos labios-Ummun!

SE incorporó de golpe quedando sentado en la litera, desconcertado. No sabía que hacía en aquella habitación. Recordaba que estaba en la sala de las cabinas de hibernación contemplando a su amada y que se desmayó. Imaginó que el marciano lo había llevado allí. Ultimamente cuidaba de los dos y estaba agradecido. No era humano pero había en él más humanidad que en muchos de su raza. Miró alrededor y no vió a nadie pero su mente seguía conectada con el marciano y sabía que estaba allí. Se imaginó que tarde o temprano volvería a salir de sus habituales trances. Una estridente alarma empezó a sonar y por los altavoces de la habitación una apremiante voz rugió:

-Atención, atención, la propulsión de la nave ha fallado. Los motores se han apagado. Se requiere reparación inmediata. Carlos personate inmediatamente en el puente de mando. Nos estamos desviando de la trayectoria.


-Mierda que ha pasado? Ummnun estaba propulsando la nave, proporcionando energía a los motores-Últimamente Carlos había cogido la costumbre de hablar solo en voz alta debido a su soledad-Espero que esté bien.


SE levantó del camastro de un salto y casi se cae al suelo. Estaba muy débil y sus piernas no le sostenían. No había comido en...no sabía cuanto. Horas, días...había tantas cosas que hacer incluso con la ayuda del marciano. La nave era demasiado grande. Estaba diseñada para ser tripulada por 5 personas, incluso con la ayuda de la inteligencia artificial y estaba el sólo. No había tenido tiempo de comer y el poco tiempo libre que le quedaba lo empleaba en hablarle a Sandra o en conversar con Ummun. Él se había descuidado y eso era un error imperdonable. Si el moría lo más preciado que había en esa nove moriría con él y toda esa misión habría sido en balde. Fue andando poco a poco, gastando las mermadas fuerzas que le quedaban hacia el puente pero se detuvo en la cocina. Había que comer. Se acercó al dispensador y pidió un sándwich de jamón y queso reconstituido (ni autentico jamos, ni queso ni pan) y un café que engullo a toda prisa. Sobre todo el café que le llenó de vigor y le hizo retroceder a esos momentos en que estaba en la universidad y disfrutaba de su sucedáneo....que lejos quedaba todo aquello. Se preguntó como estarían sus seres queridos en la Tierra.


Con las pilas recargadas entró en el puente. Una sala enorme repleta de mandos y se sentó en la silla del capitan.


-Carlos-bramó la voz de antes-estamos en dificultades. Los motores han dejado de funcionar y hemos perdido la trayectoria a la Tierra. Si no conseguimos hacerlos funcionar no llegaremos a destino.


-Arthur, hay algo que podamos hacer?


-No, respondió inflexible la IA. Los motores están operativos pero no tenemos combustible. Había algo que los hacía funcionar pero ha parado.


-Ummun, que le habrá pasado?


-No se quien es Ummun, no forma parte de la tripulación. Aparte de Sadra y de ti no hay más tripulantes a bordo.


-No te preocupes por eso Arthur-Hay algo que podamos hacer mientras para no perder definitivamente la trayectoria?


-Lo estoy haciendo-respondió Arthur-Estoy derivando toda la energía secudaria a los propulsores laterales tratando de compensar la desviación pero no podré hacerlo mucho tiempo. Gasta demasiada energía y aunque he desactivado algunos sistemas secundarios, en 3 horas no habrá energía en la nave, salvo el sistema de supervivencia que no tocaré.


-Gracias Arthur-intenta ganar todo el tiempo que puedas-Yo intentaré algo...


Carlos salió corriendo de la sala y empezó a llamar a gritos al marciano. Ummnun, ummun donde estas? Te necesitamos....




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©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ♥ LuisMatra escritor | 30 de Julio 2017